COMUNICADO DE LA AEM Y LA FAME
La profesión de matrona es tan antigua como la propia civilización. Matrona, obstetrix, partera, comadrona, comadre de parir, madrina, llevadora o enfermera obstétrica-ginecológica son algunas de las denominaciones de quienes han desempeñado, en origen un oficio que se ha convertido en profesión al evolucionar a lo largo de los años, desde prácticas basadas en el conocimiento transmitido de manera cultural, hasta llegar al conocimiento científico.
Si bien es hoy una profesión consolidada, con un cuerpo de conocimientos y un campo competencial propio, seguimos observando cómo en el territorio español se produce un desarrollo heterogéneo de nuestras competencias, derivado de una atención a la salud sexual y reproductiva de las mujeres desigual y deficitaria según las áreas geográficas.
Somos las matronas sin duda, el profesional referente para el cuidado de la salud sexual y reproductiva, lideramos cada vez más el desarrollo del conocimiento y cuerpo científico que debe guiar su cuidado, como muestra el constante incremento de Matronas Doctoras, Investigadoras y Docentes que, a nivel nacional e internacional, aportan y sustentan nuestra propia capacidad de seguir creando un cuerpo de conocimientos propio.
Sin embargo, a pesar de todo lo anteriormente expuesto y nuestra constante lucha por poder desarrollar todas y cada una de nuestras competencias, no sólo para nuestro desarrollo profesional, sino como agentes relevantes en la mejora de la calidad asistencial en materia de salud sexual y reproductiva, vemos cómo en los últimos años se nos hace cada vez más difícil lograr nuestros objetivos.
Sin duda, estas limitaciones que nos encontramos vienen impuestas por la indiferencia e inoperancia de las administraciones sanitarias que, aún no se han percatado del valor intrínseco y primordial de la actividad de la matrona en la atención a la salud de la mujer, impidiendo dotar al sistema sanitario del número adecuado de matronas. Año tras año, la generalidad de las CC.AA, a través de sus servicios de salud, no ofertan la totalidad de las plazas acreditadas, sin prever la cobertura de las necesidades del momento y mucho menos, el relevo generacional porcentualmente muy alto que se está produciendo en estos años. Consecuentemente, a las matronas se nos podría relegar al trabajo en los paritorios como pasó en tiempos pasados por la grave escasez de matronas en España; a la vez que se limita el desarrollo de nuestras competencias, se obstaculiza la oferta de una
atención equitativa en materia de salud sexual y reproductiva a todas las mujeres en las diferentes áreas de salud del país, a la vez que se promueve, desde las propias Administraciones Sanitarias, el intrusismo y la “colonización” del Área de Atención Primaria, por otros profesionales no competentes para ello dificultando de esta manera, la oferta de una atención equitativa en materia de salud sexual y reproductiva a todas las mujeres en las diferentes áreas de salud del país y al mismo tiempo, el desarrollo total de la competencias de las matronas.
Por otro lado, el modelo de unidad docente multiprofesional que se ha establecido en la mayoría de unidades docentes (UUDD), merman nuestra capacidad de obtención de una formación adecuada y centrada en nuestras competencias, ya que se basan en un modelo formativo médico, que no atiende ni a la formación teórica que debemos adquirir ni a las necesidades que las matronas debemos cubrir, nos relegan a un segundo plano en la toma de decisiones, siempre bajo la orden médica y empobrece nuestra autonomía, aquella que tenemos por derecho. Salvo honrosas excepciones, el número total de créditos teóricos del programa formativo no se cumple en su totalidad con este modelo de UUDD. Recordemos que es, la nuestra, la única especialidad que especifica la carga horaria total durante los dos años en 3.600 horas y de ellas 936 son teorías. Por añadidura debemos sumar la omisión flagrante de las instituciones responsables de la resolución de la prescripción autónoma para matronas desde hace más de una década
Si miramos hacia el pasado, no es hasta 1953 cuando en nuestro país la formación de matronas se unifica junto con la de las enfermeras y los practicantes en una nueva titulación, la de ATS. Sin embargo, anteriormente la profesión de matrona era una titulación independiente y una profesión reconocida.
En 1957 el título de matrona se definió como una especialidad del de ATS, y posteriormente de DUE que sumaba un año (12 meses íntegros) de formación a estas titulaciones. Este modelo formativo, como el de todos los países pertenecientes a la Comunidad Económica Europea (CEE), hubo de ser adaptado, con la integración en la CEE (en 1986) a las disposiciones comunes en materia de formación de la titulación referida. Esto supuso para España la suspensión de la formación en 1987 por el incumplimiento de nuestro país al no realizar en el tiempo previsto los cambios firmados por todos los países miembros, por indolencia, irresponsabilidad y la inoperancia de los responsables políticos de la época. En otros países, en situaciones similares, se adaptaron los programas formativos a las Directiva 154/80 CEE sin interrumpir la formación. En España se cerraron las Escuelas de Matronas y tuvimos que esperar a dar continuidad a la formación durante 8 largos años. Y es así como, en nuestro país se optó por la formación vía EIR tutelada por matronas que conocemos, cuya similitud con la formación MIR es únicamente, para ambos grupos de especialistas en ciencias de salud del sistema sanitario, la consideración como personal con relación laboral especial de residencia en formación, y por tanto, formación retribuida y con derechos laborales reconocidos.
La mayor parte de los países siguen un modelo de formación universitaria de acceso directo completa y propia, lo que propicia que las matronas tengan un mayor reconocimiento, identidad y capacidad de desarrollo profesional. En España hemos
podido observar como otras disciplinas que en su día fueron especialidades de ATS, fisioterapia o podología, que optaron por una formación universitaria independiente (poco después de que el título de ATS pasase a ser Diplomatura en Enfermería), aun manteniendo la filosofía del cuidado, son a día de hoy, profesiones independientes, reconocidas, autónomas, con un campo competencial propio y con unos resultados excelentes. Sin embargo, hay que aclarar que este título universitario de aquel momento, correspondía a una carrera de un solo ciclo de 3 años porque no existía el grado y eso, era insuficiente para la formación de matronas y limitante para el desarrollo académico (doctorado), motivo por el cual no fue escogido por las matronas que desarrollaron el actual programa formativo y lideraban la profesión. Fue necesario un gran sacrificio, renunciar temporalmente a una titulación independiente a cambio de asegurar la mejor formación posible para las futuras matronas.
Es por todo ello, que la AEM y la FAME como representantes de las matronas en España, y únicas instituciones representativas ante los Ministerios de Educación y Sanidad, hemos decidido reiniciar el proceso ya arrancado por las mismas entidades en el año 2005 para la consecución de un grado Independiente de Matrona y que, por cuestiones logísticas hubo de ser abandonado en aquel momento por mayor bien de la profesión. Consideramos que ha llegado el momento oportuno para intentarlo de nuevo, aunque somos conscientes de que no será un objetivo sencillo ni rápido de lograr, a pesar de lo cual, conjuntamente las dos asociaciones, estamos dispuestas a dedicarle todo el esfuerzo posible. Este proceso requiere además de la unión y la participación de todo el colectivo algunas condiciones académicas sin las cuales será imposible de lograrlo.
Es el momento de las matronas y todas-os demos un paso adelante, con este movimiento se decide el futuro de nuestra profesión, la más antigua del mundo.
Juntas Directivas AEM y FAME, en Madrid a 1 de abril de 2022.